Précieuse
Precioso el progreso, precioso el pensamiento. Precioso el conocimiento, preciosa la Europa. Pero no solo eso, preciosos los ideales, precioso el ser humano. Pero a ver, ¿todo ser humano? Mmm, pues no, preciosa la elite monárquica. Y entonces es así como...¿preciosa la hambruna, preciosa la pobreza?
La ilustración, como movimiento sociocultural, se ve plasmado en Las preciosas ridículas de Moliere, en el cual se manifiesta la desigualdad que generaba el poder acomodado de las clases más altas de la época. Este ambiente se desarrollaba en cortes y salones franceses, en donde los juegos y el ingenio se mostraban por reales máscaras de una burgesía insegura e insatisfecha que solo buscaba un reconocimiento social por medio de una ridícula taxonomía lingüística y gestual.
La mujer aquí es coqueta, discreta, elegante: toda una señorita, educada (pero ojo, no muerta). Este arquetipo de mujer se puede ver reflejado en Cathos y Madelón, mujeres que Moliere toma por objeto para ejemplificar esta burbuja de sociedad que inventa todo un tipo de protocolo para cada acción o palabra. Un ejemplo de este poder controlado se puede ver en la película de Patrice Lactone, Ridicule (1996), en donde Mathilde es quien rompe con este precioso modelo.