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¿Promesas rotas?, ¿Medea un poquitito de veneno?, “No eres tú, soy yo” y otras por el estilo.

18.11.2017

Desde siempre los triángulos nos han complicado la vida y más aún si se tratan del amor. Medea lo sabe muy bien, pero este peculiar triángulo pareciera que fue más bien armado por su propio esposo, en el cual, solo protagoniza él, Creonte y su tan tentadora hija. Lo más probable es que el pobre Jasón sufrió del síndrome, tan últimamente peligroso y común, inseguridalgo o, si lo queremos simplificar a: "ponte los pantalones de una vez por todas" igualmente está bien. Eurípides, uno de los tres más grandes dramaturgos de la antigua Grecia escribe que: "Cuando la injuria que recibe [una mujer] afecta a su tálamo conyugal, no hay nadie más cruel" (97), por lo que claramente Medea no armaría ningún plan estratégico ni menos de venganza. Queda a sus criterios. Eurípides hace que Medea hable entre líneas. Deja sutilmente la sed del arquetipo de la mujer moderna en tensión y lo singular de esto es que Eurípides, al escribir esto, no se está enfocando en dioses ni mitos arcaicos, sino que ya está dialogando estrechamente con la condición humana, social, política e ideológica de la época. Medea incomoda y enfatiza en las relaciones y contradicciones humanas.

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